Bienvenido al Blog de Alquimia de letras eternas...
Alquimista:

Un refugio para los pensamientos
Quizás pueda ser tu refugio o el refugio de muchos
...Quizás no…
Pero me gusta mostrarlo... espero no ser imprudente, prepotente o impertinente...
este un espacio en donde se deja correr la imaginación
donde se puede perder en fantasías "sin razón"
donde lo abstracto toma forma
donde el refugio es la perfección de lo intangible
ahora a la mano…
ahora a la voz y al pensamiento.

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domingo, 4 de mayo de 2014

María

¿Cuantos soñadores no rondan por la calle?, ¿Cuantos soñadores existen hoy en día?, porque soñadores los hay de todo tipo, también existen aquellos que no sueñan y viven de los sueños de otros, hay otros más siniestros que se roban los sueños de otros, hay quienes los destruyen. Alrededor de los sueños hay un sinfín de manifestaciones, pero hoy les vengo a hablar de maría, y vaya que maría si era soñadora, prefería estar todo el tiempo en cama para poder recurrir a sus otros sueños, cuando salía con sus amigos solo les hablaba de las mil posibilidades que habían, siempre hablándoles de lugares, personas, cosas o de situaciones totalmente apartadas y lejanas de ese momento. Pobre maría, mantenía soñando todo el tiempo, mientras muchos seguían viviendo su rutina y su vida del día a día, luchando por algo mejor, maría, invertía su tiempo en crear historias de cada cosa que se le venía a la mente, aunque estuviera en un bus, dirigiéndose a estudiar o a trabajar, ella no estaba viendo nada de lo que tenía en frente, ella estaba pensando, soñando en diez mil cosas diferentes a las que tenía frente a sí misma.

Que linda era maría, parecía una muñeca, pero no de esas que dan miedo,  como decía carlitos el hijo de doña melba, ¡no!, maría era una muñeca preciosa, no era ni muy alta ni muy pequeña, era mediana, como  entre 1.60 a 1.70 metros de altura, tenía un hermoso cabello oscuro con algunos matices de café, que le llegaban a más debajo de los hombros, una cejas que le exaltaban la mirada, como dos carteles diciendo, ¡miren lo que hay debajo de nosotros!, como las estrellas señalando a la tierra, tenía debajo de sus dos cejas, dos esmeraldas, un semi-oceano  que se confundía entre tonos verdes y uno que otro sabor a miel,  y sus labios, ¡Dios!, sus labios eran algo difícil de mirar, el color rosado nunca tuvo mayor sentido, probablemente cuando Dios estaba creando a María, se tomó un pequeño momento para volver a las fresas ( las frutas),  porque seguramente ya las tenía listas pero les faltaba algo, pero necesito de los labios de maría para darles su sabor y darles ese sensual y tierno toque que parecieran tener o que quizás con el tiempo le hemos logrado dar a tan provocativas frutas con el pasar de los tiempos. Su rostro era la propia manifestación de que Dios existía y que para tristeza y resignación de algunos, maría estaba más en su mundo que en este, y aunque muchas veces se pudiera quedar viendo a algún tipo por la calle, ella no lo estaba viendo a él, ella solo lo tomaba prestado para imaginar un sinfín de posibilidades totalmente apartadas de la realidad, a veces se quería acercar a las personas y preguntarles cualquier cosa ,con el afán de corroborar que lo que había imaginado era verdad, que su personaje y el que tenía en frente eran el mismo, pero solo era escucharlas hablar y era justo ahí, cuando se daba cuenta que sus personajes eran más interesantes en su cabeza. Resulto que la chica que hacia la fila en el banco tenía un tono de voz muy agudo comparado al que ella se imaginaba, resultaba que el tipo en el casino no era tan tierno como ella suponía, resulto que el cantante callejero no era más que un borracho y no un alma bohemia rodante de las calles, nunca sus ideas se conectaban con esta realidad. Era por eso que esta hermosa mujer, cuyas proporciones físicas parecían haber sido detalladamente armadas y desarrolladas con el pasar de los años, cada día era más linda, pero era un imposible para cualquiera de los muchos pretendientes que se le intentaran acercar, Miguel ángel pudo haber estado tentado a pintar la capilla con solo el rostro de María, con tan solo haberla conocido, pero para infortunio de él, en ese entonces ella no había nacido.

-        Prefiero vivir soñando, que vivir dormida y por ende muerta. - decía ella 

Já, esa maría, la palabra hermosa se quedaba corta, ¿se imaginaria ella acaso que muchos pasaban frente a ella y también se soñaban algún día conocerla?, se soñaban cruzar aunque fuera un par de palabras, pero la realidad es que ella era una doncella fantasma en un mundo de mortales, no porque fuera engreída sino porque vivía más en sus sueños que en la realidad, quizás lo único que  tenía en común maría con el resto de personas que la rodeaban era precisamente eso, lo sueños, los anhelos que cada quien guarda en su corazón desde una vaga ilusión.  
Bastaba con preguntarle a María que había acabado de pensar hace uno pocos segundos, como la vez que se imaginó que ella era un estudiante de medicina y la matanza tan termenda que armo dentro de su película. Era incluso ridículo llegar a pensar el detalle con que sus personajes tomaban vida propia, ¿cuantas historias habría dentro de sus mismas historias?, era como entrar en un sueño dentro de un sueño, ¿cómo soñar que uno está soñando?, más o menos eso era hablar con María.
Esta fue la historia, pues dentro de su historia el estudiante también era un soñador, es decir, que maría soñaba con soñadores imaginando historias dentro de su misma historia:

Constantemente viene a mí la “imagen”, en palabras de “ella”, por ensimismamiento; simplemente me abstraigo y solo sucede (…)
Estamos en un lugar, hoy, en la clínica, pasando revista frente a la cama de una paciente, estamos aproximadamente 14 personas entre enfermeros, especialistas, y algunos estudiantes, de repente alguien pasa, y con una ráfaga de balas nos trata de matar a todos, entre gritos y el ruido de cada fulminante bala, el acelerado, nervioso y angustioso movimiento de cada quien tratando de salvarse, todo pasa tan rápido y tan lento a la vez, es un típico cuarto de hospital, paredes viejas, blancas, dos camas en el cuarto, dos pacientes, es difícil concentrarse, pues todo sucede tan “de repente”, tan espontáneamente, es tan vivido ese momento, tan “real”, entre cada intento por supervivir, me escondo tras un pequeño armario sobre la pared y al lado de la cama de la paciente cojo rápidamente una cortina color piel, que pretende separar y dar una supuesta privacidad a los pacientes. Insisto, es rápido, disparos, sangre, caídas, sujetar la cortina, halarla duro para que caiga encima mío, mientras me oculto tras el armario, acurrucado, como si todo hubiera sido producto del afán y los nervios o mejor dicho , desesperación del momento, para que si por si acaso , el abatido maniaco-asesino pretendiera revisar, solo viera una cortina sobre ese pequeño armario, y yo ahí en mi “flacura”, disfrutando de ser flaco, y pretendiendo que estando ahí acurrucado, con el corazón a mil, nadie me vea, nadie me encuentre, si acaso vea un cuerpo entonces sangrando y pretenda que todos ahí estén muertos y yo si acaso con una herida superficial, pretendiendo que todo pase rápido. Ahora viéndolo en retrospectiva, es egoísta, lo sé, cada uno buscó supervivir, esquivar, correr, ahora que regreso en mí, es ella quien ahora está a mi lado, ignorante de lo que cada día despierta en mí, son sus ojos brillantes y su sonrisa cautivante, “y si, en rima”, son sus ojos que me traen a esta realidad, mientras, muchos traen a colación temas triviales, temas sin importancia,
¿Tendré oportunidad? Antes te vi, pero ahora te veo, no sé si entiendas mientras un suspiro escribe estas últimas palabras con la adrenalina de tenerte al lado, con ganas de decírtelo pero quiero disfrutar de esto, pues si dices que no, todo estará perdido y la platónica ilusión, morirá.
De verdad que María tenia imaginación, porque imaginárselo ¿flaco?, aunque algo si es verdad, María gracias a sus historias había amado, se había enamorado más que cualquier persona, y era gracias a sus personajes que había vivido incluso emociones a las que era difícil darles nombre, incluso llego a odiar a personas que ni existían, pero se decía a si misma que donde se las llegara a encontrar se las pagarían.  
El otro día me dio por preguntarle porque siempre estaba tan feliz, y precisamente mente que me la encuentro por la calle  cantante y le pregunto, ¿María, vos sabes cantar?
Y ella que me dice: hay días en que creo que sí, hay otros en que lo dudo, y sigo cantando, solo para ver si entre el ensayo y error, llego a la respuesta.

En ese momento no supe si realmente respondió a mi pregunta, o a ella pensó que le pregunte otra cosa o fue más allá, porque esa era otra de sus cualidades, ir más allá, ver más allá y dejarlo a uno pensado, dejarlo uno tan meditabundo que a veces era como mejor no encontrársela para estar más tranquilo.  

Era difícil y muy extraño verla molesta, y eran bastante las  cosas que le molestaban pero una de ellas y bastante claro lo dejo en el muro de la 39 con Roosevelt, quien sabe cuánto tiempo le tomo:

“Me molesta, y sé que a muchos, pero más a muchas, el típico macho sentado patiabierto de movimiento brutos, sudorosos, voz gruesa de “sonso”, pierni peludos, ahí desparramados en su puesto robándole espacio y aire al mundo, ¡ANIMALES CON ROPA!”

Quien sabe que fue lo que le paso, hay quienes dicen que en uno de su viajes se quedó mirando a quien no debía, y uno de estos machos “alfa”, malinterpreto su mirada y se quiso sobrepasar, también dicen que la pared pertenece a la misma cuadra en la que vive el susodicho. Ella sigue negando haber escrito el mensaje, aunque siempre refiere no estar en desacuerdo.
Sus razones abra tenido – dice ella.