¿Cuantos soñadores no rondan por la calle?, ¿Cuantos soñadores
existen hoy en día?, porque soñadores los hay de todo tipo, también existen
aquellos que no sueñan y viven de los sueños de otros, hay otros más siniestros
que se roban los sueños de otros, hay quienes los destruyen. Alrededor de los
sueños hay un sinfín de manifestaciones, pero hoy les vengo a hablar de maría,
y vaya que maría si era soñadora, prefería estar todo el tiempo en cama para
poder recurrir a sus otros sueños, cuando salía con sus amigos solo les hablaba
de las mil posibilidades que habían, siempre hablándoles de lugares, personas,
cosas o de situaciones totalmente apartadas y lejanas de ese momento. Pobre
maría, mantenía soñando todo el tiempo, mientras muchos seguían viviendo su rutina
y su vida del día a día, luchando por algo mejor, maría, invertía su tiempo en
crear historias de cada cosa que se le venía a la mente, aunque estuviera en un
bus, dirigiéndose a estudiar o a trabajar, ella no estaba viendo nada de lo que
tenía en frente, ella estaba pensando, soñando en diez mil cosas diferentes a
las que tenía frente a sí misma.
Que linda era maría, parecía una muñeca, pero no de esas que dan
miedo, como decía carlitos el hijo de doña melba, ¡no!, maría era una
muñeca preciosa, no era ni muy alta ni muy pequeña, era mediana, como
entre 1.60 a 1.70 metros de altura, tenía un hermoso cabello oscuro con
algunos matices de café, que le llegaban a más debajo de los hombros, una cejas
que le exaltaban la mirada, como dos carteles diciendo, ¡miren lo que hay
debajo de nosotros!, como las estrellas señalando a la tierra, tenía debajo de
sus dos cejas, dos esmeraldas, un semi-oceano que se confundía entre
tonos verdes y uno que otro sabor a miel, y sus labios, ¡Dios!, sus
labios eran algo difícil de mirar, el color rosado nunca tuvo mayor sentido,
probablemente cuando Dios estaba creando a María, se tomó un pequeño momento
para volver a las fresas ( las frutas), porque seguramente ya las tenía
listas pero les faltaba algo, pero necesito de los labios de maría para darles
su sabor y darles ese sensual y tierno toque que parecieran tener o que quizás
con el tiempo le hemos logrado dar a tan provocativas frutas con el pasar de
los tiempos. Su rostro era la propia manifestación de que Dios existía y que
para tristeza y resignación de algunos, maría estaba más en su mundo que en
este, y aunque muchas veces se pudiera quedar viendo a algún tipo por la calle,
ella no lo estaba viendo a él, ella solo lo tomaba prestado para imaginar un
sinfín de posibilidades totalmente apartadas de la realidad, a veces se quería
acercar a las personas y preguntarles cualquier cosa ,con el afán de corroborar
que lo que había imaginado era verdad, que su personaje y el que tenía en
frente eran el mismo, pero solo era escucharlas hablar y era justo ahí, cuando
se daba cuenta que sus personajes eran más interesantes en su cabeza. Resulto
que la chica que hacia la fila en el banco tenía un tono de voz muy agudo
comparado al que ella se imaginaba, resultaba que el tipo en el casino no era
tan tierno como ella suponía, resulto que el cantante callejero no era más que
un borracho y no un alma bohemia rodante de las calles, nunca sus ideas se
conectaban con esta realidad. Era por eso que esta hermosa mujer, cuyas
proporciones físicas parecían haber sido detalladamente armadas y desarrolladas
con el pasar de los años, cada día era más linda, pero era un imposible para
cualquiera de los muchos pretendientes que se le intentaran acercar, Miguel
ángel pudo haber estado tentado a pintar la capilla con solo el rostro de
María, con tan solo haberla conocido, pero para infortunio de él, en ese
entonces ella no había nacido.
-
Prefiero vivir soñando,
que vivir dormida y por ende muerta. - decía ella
Já, esa maría, la palabra hermosa se quedaba corta, ¿se imaginaria
ella acaso que muchos pasaban frente a ella y también se soñaban algún día
conocerla?, se soñaban cruzar aunque fuera un par de palabras, pero la realidad
es que ella era una doncella fantasma en un mundo de mortales, no porque fuera
engreída sino porque vivía más en sus sueños que en la realidad, quizás lo
único que tenía en común maría con el resto de personas que la rodeaban
era precisamente eso, lo sueños, los anhelos que cada quien guarda en su
corazón desde una vaga ilusión.
Bastaba con preguntarle a María que había acabado de pensar hace
uno pocos segundos, como la vez que se imaginó que ella era un estudiante de
medicina y la matanza tan termenda que armo dentro de su película. Era incluso
ridículo llegar a pensar el detalle con que sus personajes tomaban vida propia,
¿cuantas historias habría dentro de sus mismas historias?, era como entrar en
un sueño dentro de un sueño, ¿cómo soñar que uno está soñando?, más o menos eso
era hablar con María.
Esta fue la historia, pues dentro de su historia el estudiante
también era un soñador, es decir, que maría soñaba con soñadores imaginando
historias dentro de su misma historia:
Constantemente viene a mí la “imagen”, en palabras de “ella”, por
ensimismamiento; simplemente me abstraigo y solo sucede (…)
Estamos en un lugar, hoy, en la clínica, pasando revista frente a
la cama de una paciente, estamos aproximadamente 14 personas entre enfermeros,
especialistas, y algunos estudiantes, de repente alguien pasa, y con una ráfaga
de balas nos trata de matar a todos, entre gritos y el ruido de cada fulminante
bala, el acelerado, nervioso y angustioso movimiento de cada quien tratando de
salvarse, todo pasa tan rápido y tan lento a la vez, es un típico cuarto de
hospital, paredes viejas, blancas, dos camas en el cuarto, dos pacientes, es
difícil concentrarse, pues todo sucede tan “de repente”, tan espontáneamente,
es tan vivido ese momento, tan “real”, entre cada intento por supervivir, me
escondo tras un pequeño armario sobre la pared y al lado de la cama de la
paciente cojo rápidamente una cortina color piel, que pretende separar y dar
una supuesta privacidad a los pacientes. Insisto, es rápido, disparos, sangre,
caídas, sujetar la cortina, halarla duro para que caiga encima mío, mientras me
oculto tras el armario, acurrucado, como si todo hubiera sido producto del afán
y los nervios o mejor dicho , desesperación del momento, para que si por si
acaso , el abatido maniaco-asesino pretendiera revisar, solo viera una cortina
sobre ese pequeño armario, y yo ahí en mi “flacura”, disfrutando de ser flaco,
y pretendiendo que estando ahí acurrucado, con el corazón a mil, nadie me vea,
nadie me encuentre, si acaso vea un cuerpo entonces sangrando y pretenda que
todos ahí estén muertos y yo si acaso con una herida superficial, pretendiendo
que todo pase rápido. Ahora viéndolo en retrospectiva, es egoísta, lo sé, cada
uno buscó supervivir, esquivar, correr, ahora que regreso en mí, es ella quien
ahora está a mi lado, ignorante de lo que cada día despierta en mí, son sus
ojos brillantes y su sonrisa cautivante, “y si, en rima”, son sus ojos que me
traen a esta realidad, mientras, muchos traen a colación temas triviales, temas
sin importancia,
¿Tendré oportunidad? Antes
te vi, pero ahora te veo, no sé si entiendas mientras un suspiro escribe estas
últimas palabras con la adrenalina de tenerte al lado, con ganas de decírtelo
pero quiero disfrutar de esto, pues si dices que no, todo estará perdido y la
platónica ilusión, morirá.
De verdad que María tenia imaginación, porque imaginárselo
¿flaco?, aunque algo si es verdad, María gracias a sus historias había amado,
se había enamorado más que cualquier persona, y era gracias a sus personajes
que había vivido incluso emociones a las que era difícil darles nombre, incluso
llego a odiar a personas que ni existían, pero se decía a si misma que donde se
las llegara a encontrar se las pagarían.
El otro día me dio por preguntarle porque siempre estaba tan
feliz, y precisamente mente que me la encuentro por la calle cantante y
le pregunto, ¿María, vos sabes cantar?
Y ella que me dice: hay días en que creo que sí, hay otros en que
lo dudo, y sigo cantando, solo para ver si entre el ensayo y error, llego a la
respuesta.
En ese momento no supe si realmente respondió a mi pregunta, o a
ella pensó que le pregunte otra cosa o fue más allá, porque esa era otra de sus
cualidades, ir más allá, ver más allá y dejarlo a uno pensado, dejarlo uno tan
meditabundo que a veces era como mejor no encontrársela para estar más
tranquilo.
Era difícil y muy extraño verla molesta, y eran bastante las cosas que le molestaban pero una de ellas y
bastante claro lo dejo en el muro de la 39 con Roosevelt, quien sabe cuánto
tiempo le tomo:
“Me
molesta, y sé que a muchos, pero más a muchas, el típico macho sentado
patiabierto de movimiento brutos, sudorosos, voz gruesa de “sonso”, pierni
peludos, ahí desparramados en su puesto robándole espacio y aire al mundo, ¡ANIMALES
CON ROPA!”
Quien sabe que fue lo que le paso, hay quienes dicen que
en uno de su viajes se quedó mirando a quien no debía, y uno de estos machos “alfa”,
malinterpreto su mirada y se quiso sobrepasar, también dicen que la pared
pertenece a la misma cuadra en la que vive el susodicho. Ella sigue negando
haber escrito el mensaje, aunque siempre refiere no estar en desacuerdo.
Sus razones abra tenido – dice ella.