Soy humano, pero no soporto
mi condición de humano, es por eso que me entrego a una de las condiciones más
humanas, la de la dualidad, y me entrego a la muerte y con ello a la felicidad
de dar fin a este esperar del siguiente momento. Si fuera un Dios no tendría
que pensar en vida o muerte, simplemente estaría y ya. Las sensaciones humanas,
hierros que se cuelgan del cuello y que me llevan al suelo, esclavo del placer
y de la decadencia, esclavo de la realidad.
Estar cazando luciérnagas
para tener luz resulta agobiante y agotador, dejar de buscarlas resultaría
simplemente práctico.
La mente humana es un
recipiente de gran cuidado y manejo, lo que se vierta en ella puede originar
resultados asombrosos o catastróficos.
He aquí uno de ellos.
(…)
Tengo frió y no se han inventado
cobijas para el alma, saber las cosas no significa ponerlas en práctica o fácilmente
en práctica, ahora reconozco que la existencia del "otro" y el
reconocimiento de nuestra existencia también en cierta manera dependen de una interacción
externa, otra alma nos brinda una pasajera ilusión de bienestar y de columna,
como sosteniéndonos de un abismo.
...
¿Y si me hubieran borrado la
historia? ¿Si mi memoria fuera como paginas arrancadas?, ¿y si eso que busco cada
noche es algo que ya tenía?... simplemente sigo buscándolo, sigo anhelando
saber qué es eso que intento encontrar... ¿será un algo o un alguien?, “¿oh,
que será?”
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