Parece que la muerte ya no es suficiente, la sangre tampoco
lo que, he perdido la sed y la necesidad de beberlas, ahora rondo por las
calles por caminos que desconozco aunque ya los he recorrido mil veces, hay un
hombre que lleva una calavera en la mano derecha y unas cadenas en las izquierda,
las arrastra por las húmedas calles de las viejas calles de esta ciudad, y
aunque el rio pasa cerca, parece que es mas el ruido que hacen sus cadenas,
desde el otro lado siempre lo miro, y nos saludamos aunque no pareciera no
importarnos, cada quien continua su camino silente, fraguando mil posibilidades
, mil pensamientos, ninguna acción, la oscuridad es nuestra única compañía, y
aunque haya ruido ensordecedor en nuestro alrededor, el silencio de nuestra
alma es la que embarga cada día y cada noche, y aunque nos droguemos en miel ,
estamos desconectados de la realidad, ambos lo sabemos, somo errantes, vivos ,
pero muertos, en una permanente saciedad que no se llena con nada ni con nadie.
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