Bienvenido al Blog de Alquimia de letras eternas...
Alquimista:

Un refugio para los pensamientos
Quizás pueda ser tu refugio o el refugio de muchos
...Quizás no…
Pero me gusta mostrarlo... espero no ser imprudente, prepotente o impertinente...
este un espacio en donde se deja correr la imaginación
donde se puede perder en fantasías "sin razón"
donde lo abstracto toma forma
donde el refugio es la perfección de lo intangible
ahora a la mano…
ahora a la voz y al pensamiento.

En linea

lunes, 17 de octubre de 2011

Bienvenidos a CALIMBIA

CALIMBIA
Nacida de una sonrisa de Dios sobre la tierra… un lugar sin precedente alguno, donde cada piedra guardaba bajo de si ese sabor tan particular, donde los árboles se sacudían al ritmo de un dulce acento, donde la gente hablaba con sabor en cada palabra, “como si ese lenguaje, ese dialecto “fuera cantado”
Bienvenidos a Calimbia, año 2011, población 4 millones de habitantes, 399 millones de habitantes, 398 millones de habitantes, 397 millones de habitantes…
Es así como llegamos a este hermoso lugar, lleno de vida, de árboles, de cultura, de arte, de ciencia, de progreso, de amor, donde se pensaba que nada malo iba a suceder, hasta el día de hoy cuando un asesino silencioso se dio a conocer, un ente con vida propia, termino por consumir a esta ciudad.
En un principio todos los ciudadanos de tan hermoso lugar, viviendo en su dulce caminar, pensaban que todo andaba normal, que las situaciones ahí vividas no tenían nada de inusual.
Santiago de Calimbia, se encontró con que algo extraño sucedía, aquel joven, un flaco de esos buena gente, un bohemio de cejas pobladas y de espíritu soñador, un patriota de corazón.
Él, se intrigo al ver que poco a poco algo particular sucedía en aquel lugar, las personas empezaron a desaparecer una a una, y lo que parecía una situación desconocida tomo forma, y todo fue un proceso “normal”, se pensaba, pero el asesino silencioso, apartaba a las bestias que pisaban el suelo de este mundo terrenal y de sonido, a un eterno vacio.
Así fue como la ciudad se fue convirtiendo en un niño con sarampión, pues fueron apareciendo sobre cada calle un punto en específico, más que un punto un hueco.
Los pingüinos de corbata proponían llenar aquellos huecos con fantasías e ilusiones pero a pesar de llenar ese hueco con tantas ilusiones estas eran solo eso, trataron de llenar los huecos con mentiras, pero tampoco, a veces intentaron incluso llenarlos con chismes y espectáculo pero ni aun así. Entonces los ciudadanos trataron de llenar cada hueco en la ciudad con la mirada, ellos miraban el hueco constantemente, penetrantemente además de ello le gritaban, lo aborrecían, se quejaban, lo llenaban de insultos, pero los huecos no se llenaban, incluso algunos más extremos trataron con indiferencia pero no fue más que otra incoherencia.
A veces Desde el cielo aparecían pedazos de cristal que volvían el hueco un camaleón y este solo avisaba a todo aquel que se perdió en la triste visión de la ilusión, huecos llenos de nieve, nieve que el sol derritió, y que después evaporo.
Así que los huecos poco a poco empezaron a tomar vida y mente propia, incluso desaparecían por unos pocos días, pero volvían a aparecer, después se movían de un sitio al otro para jugarle una broma a los ciudadanos de Calimbia, y lo más peculiar es que, ¡nadie veía esto!; solo Santiago, el amante de su ciudad, él los escuchaba susurrar. En un principio pensó que estaba loco, pero después se percato que era una realidad, los huecos ahora se divertían con sus inclementes bromas, pero estos impertinentes silenciosos como todo ser viviente encontraron la forma de reproducirse más y más, así que Santiago encontró angustia y temor, pues el panorama no pintaba para nada mejor, así que comenzó a mencionarle a los ciudadanos lo que ahí ocurría, pero lo trataron de loco, él intento tapar hueco a hueco, pero los caminantes sigilosos fueron más inteligentes, se dieron cuenta de algo que los humanos sabían pero no aplicaban, y es que la unión hace la fuerza, pero no unión de palabras, sino unión de acciones, así que uno a uno los huecos se fueron juntando, uno a uno se fueron formando en vesículas gigantes, cráteres enormes desde distintos puntos de la ciudad ,como seria tal el extremo de la situación que los presuntuosos agujeros ya tenían nombre, ya tenían edad, los huecos fueron bautizados por su vejez, bautizados por su lugar, bautizados por su profundidad, “el hueco de la 21”, decían, el hueco de la 34, el hueco del paso-ancho donde todo el que caía alguna palabra absurda decía, es así como los  forámenes en media de su audacia supieron actuar para lograr poco a poco su perpetuo final, así para cuando la gente quiso actuar, la hermosa ciudad de Calimbia con su sonido bestial y sus flores que al cielo siempre surtieron como la mejor sucursal, perecieron ante el inminente gran agujero, las personas una a una, por grupos, por familias, después las casas, los edificios, los estadios, los carros, los buses, el abogado, el poeta, el cuentero, el arquitecto, los teatros, las calles enteras desapareciendo en totalidad personas, transporte, lugares todo invisible para la eternidad, fue así como Calimbia fue la ciudad que fue tragada por un hueco, y de su sonido o su sabor solo quedo el vacio además de el silencio más desolador.
Se dice que Santiago hoy anda escribiendo cuentos e historias a otras ciudades y repartiendo folletos con historias bastante peculiares, aun lo siguen tratando de loco, pero esperemos el sonido de su corazón y las ganas de no ver que otra ciudad se vaya por el colador lleguen a los oídos de un mundo prudente, un mundo mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario