Los pequeños soldados de madera, azules y rojos, amigos del
manojo, caminan por la arena del desierto, caminan por la arena de la playa,
caminan por las fundas de la cama, caminan en el agua, caminan por el cuarto.
Pequeños soldados caminando a su aventura, marchando por su propósito,
marchan para vivir, marchan sabiendo que van a morir, todos sueñan, todos
imploran un poco de verdad, imploran un poco de Venecia, un poco de Brasil, un
poco de la Antártida, un poco de albañil.
Los soldados caminan, sonríen con sus trajes, caminan, solo
eso hacen, pues para eso nacieron, su propósito era marchar, y lo hacen
felizmente, uno de ellos cae, otro lo levanta,
el frió inclemente los ataca, pero ellos siguen, ellos sienten palpitar
su existir, las trompetas y los tambores resuenan a los lejos, ha llegado el
momento de descansar.
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