Hoy tuve que salir de casa
corriendo, me alcanzaste justo cuando ya abordaba el transporte para viajar a
mi universidad, de allí me acompañaste toda la mañana, hasta el primer café del
DIA, justamente a la media hora lograste tomarme por sorpresa, muchos de mis
compañeros disfrutaron también de tu compañía, pero yo sentía que estabas sobre
mi, llego el medio DIA y durante el almuerzo desapareciste, justo después de él,
volviste con toda tu fuerza, con la intención de derrumbarme, de derrocarme, de
lograr tu mandato sobre mi vida, pero lo
pudiste lograr, tuve que empujarte muchas veces, tratar de alejarte y
escabullirme de muchas maneras para no ser prisionero de tu gran destreza, así
no la pasamos toda la tarde, incluso de regreso ya mientras el sol se escondía,
y llegando a mi casa, aunque realmente no me incomodara del todo tu compañía,
deseaba estar realmente contigo en la noche, a que tu deseabas estar conmigo
todo el día, finalmente, lego la hora de la cena, pareciera que no te gustaba
comer conmigo, llegue a la cama, y te demoraste un poco en llegar, por lo cual
aproveche para leer, organizar, de nuevo en la cama, llegaste de una manera mas
tranquila, no entre tanto traspiés, más bien suave, como la miel, suave como la
neblina que acaricia la montaña, suave entre mis sabanas ya estabas, me
abrazaste y al fin logre dormir.
Nota: debo aceptar
que hay noches que te busco por todas partes, otras que me escapo para poder
trabajar, disfrutar de la vida, o tan solo escribir un poco, pero tu como
siempre logras derrumbar mis ventanas del alma y calmar mi vida con tu
existencia.
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