…UNA GOTA DE SANGRE SE
DESLIZA POR MI CARA, LLEGANDO A MI MEJILLA, DEJANDO UN CAMINO CIRCUNDANTE DE LA
VIDA QUE SE ME ESCAPA EN ESE LIQUIDO ROJO…
Diciembre siempre resulto
ser una época que disfrute, que muchos disfrutamos, como no hacer si la música nos
trasporta a mil recuerdos, los adornos y los arreglos, incluso a mi parecer la época
decembrina huele a eso, a festejo, a lo que se podría denominar felicidad y
amor, a lo que nos vede esta época desde pequeños y que desde pequeños se quedó
grabado en nuestras mentes, en nuestro subconsciente esta esa chispa que con
cada villancisico, plato navideño, el familiar que llega de viaje, el ambiente
que se cambia en toda la ciudad, todos los días parecen ser viernes.
Quizás algunos tengan la intrépida
manía de divagar y de preguntarse mil cosas sin sentidos, quizás esos algunos
no sean ni tan pocos, pero no creo que exista un cuestionario que diga:
1.
¿ha pensado usted alguna vez en la muerte?
2.
¿estaría usted dispuesto a matar?
Muchos otros pensaran que es
mejor pensar en cosas menos violentas, pero temas como la muerte resultan ser
un hobby para mí, solo teóricamente hablando, pensar en lo que viene después,
las circunstancias que rodean una muerte, en antes, el durante y el después.
Nunca imagine que una muerte
podría llevarme a la siguiente y algo que inicio como un accidente se
construyera en un paso a paso delicioso y minucioso de muertes que traerían paz
a mi pensar, a mi existencia.
Fue así que una noche después
de una rumba con mis amigos, nos dispusimos a caminar por plena avenida de
nuestra ciudad, mientras bebíamos y llevábamos las botellas sobrantes de
cerveza entre nuestras manos, viviendo una juventud de éxtasis, gritando y
cantando por la sucursal del cielo, mientras caminábamos por un puente vimos cómo
estaba robando a una pareja, un tipo se aprovechó de dos pobres, insensatos,
inocentes y con todo respeto estúpidos turistas, aunque la única diferencia de estupidez
entre los turistas y nosotros es que nosotros creíamos que por ser nuestra
ciudad a nosotros no, nos pasaría eso, yo ya estaba demasiado prendo pero no
tanto como ir a “salvar”, a esa pareja, recuerdo al malandro, es extraño como
uno se acostumbra a estereotipar físicamente y externamente a estos tipejos, en
su cara delgada, cabello maltratado, piel seca, ojos muertos y ropa que no
combina, que resulta ser algo extravagante y que resulta ser una moda de los
delincuentes, como si ellos mismo dieran las señales para no acercarse a ellos,
y mientras nosotros estando a dos cuadras de distancia observamos sin saber si
seguir el mismo camino, o tal vez ayudar, ¿qué hacer?, los gritos de la mujer
son grandes, parece que la rata a apuñalado a su novio, extrañamente y por ironías
de la vida parece que la sangre marea y manda al suelo al sujeto apuñalado, mis
amigos salen corriendo y yo no me inmuto a moverme, no es miedo, es cierta impresión,
y una extraña curiosidad, doy unos pasos más, hay un hospital cerca, quizás
puedan ayudar al sujeto, lo más probable es que puedan hacer algo, aunque también
me pregunto ¿ para qué involucrarme?, es un pensamiento silencioso, porque sigo
viendo mientras mis amigos me dicen que no sea webon que nos abramos de allí,
el ladrón escucha el murmullo, yo dejo caer la botella de cerveza, y mientras
termina de requisar al sujeto y robarle lo que parece su billetera y celular
mientras este está en el suelo, ser dirige hacia mí, corriendo, con su mirada
fija a que yo fuera su siguiente presa, su próxima víctima, uno de mis amigos
le rompe una botella llena de aguardiente en la cara, el sujeto a duras penas
alcanza a estar cerca de mí, las mujeres que nos acompañan están calladas, y
lejos, mirando, otro de mis amigos, le da una patada en el suelo, y yo
reacciono siguiendo esa adrenalina de golpes que ellos le están dando al sujeto
en el suelo, nunca había hecho algo así, le damos patadas en todo el cuerpo,
hasta que este queda inconsciente, o eso pensamos… después sin darme cuenta,
veo sangre en mis manos, y me pregunto cómo llego allí, si no golpee al
malandro con ellas, después me siento mareado, creo que es el alcohol, pero
parece que una de las esquirlas o fragmentos de la botella rota en la cara del
sujeto por mi amigo juan pablo, alcanzo a dar contra mi cabeza también, dejando
una leve herida que se escurre por mi cuello hasta mi brazo y mi mano. Decidimos
irnos de allí, parece que la policía viene, los gritos y el sonido que en ese
momento se habían desaparecido, y solo estaba la adrenalina de ese momento,
vuelven los colores, las luces, los sentidos, y nos vamos de allí, al día
siguiente vemos al mismo sujeto del dia anterior en las noticias, en uno de
esos periódicos amarillistas aparece la cara con uno de sus enunciados locos “fue
por más y termino con menos” muere alias “la garra”.
Ese fue el inicio de lo que
se convertiría en una camino de justicia que nunca imagine seguir , esa justicia
de manos propias que muy diferente a las películas resulta ser una acción peligrosa,
pero adictiva.
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