Abril 5 de 1990
Me encuentro encerrado en una celda, insisto, aunque esta
frase ha sido prostituida y mal utilizada por todos los de aquí presentes, yo
no soy culpable. Yo no asesine a ese niño.
Ya después de 1 año en estas cuadro paredes de concreto que
parecieran ser cada vez más pequeñas y más frías, el estar rodeado de reos mal
olientes, asesinos, violadores, productos de una sociedad enferme que los
entrega y los abandona a sus suerte en un lugar como este, cualquiera se vuelve
loco bajo estas circunstancias, hoy por fin después de un año, después de mil
procesos judiciales e intentar abandonar este lugar he visto que quien me acuso
de tal asesinato tenía todo fríamente calculado, hoy me ha llegado su carta, lo
peor de todo es que no tengo otra posibilidad, no hay como mostrarla al mundo
pues por debajo de la puerta donde me encuentro recluido está entrando un líquido
que pareciera gasolina, al parecer querían exactamente tenerme en este punto en
este lugar, han pagado al guarda para que todo parezca un accidente, pero no
les daré el gusto de acabar con mi vida, seré yo mismo quien lo haga y quienes
vean esta carta sabrán que el culpable de Salazar , aquel sujeto que se hacía
pasar por mi mejor amigo, pues aquí entre las letras que escribo con mi sangre también
sentencio tu cadena perpetua, por la muerte del infante y por la que en pocos
minutos será la mía, después de todo tendré la certeza que cuando se habrá esa
puerta cuando vengan a revisar porque hubo un incendio en este lugar y deban
entrar a apagar mi calcinado cuerpo, encontraran estas letras , al menos esa es
mi única esperezan es mi única oportunidad, espero que ni el humo ni el agua
las borren, aunque si no es así, al menos será el viento que se encarguen de
escribir esta historia, algún día , en algún momento alguien leerá y sabrá de
mi inocencia, aunque estoy seguro que quienes me amaron siempre supieron y sabrán
que yo no lo hice.
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